**El Ultimo Beso .
Hoy me dí cuenta de que en realidad existe “lo último” y no es precisamente el último grito de la moda o el último modelo, o lo último en tecnología, escuchando una canción de alguien que no se pudo despedir de quien ya no está, o está pero ya no quiere besos;
algo golpeó mi conciencia: sí existe el último beso, sí existe la certeza de que algo veremos por última vez, tocaremos , hablaremos, pensaremos, escucharemos.
¿Qué será? ¿Podremos elegir, desear, provocar éste suceso cuando sabemos que tal vez nuestra conciencia esté en otra dimensión para entonces?
Se trata de morir, de dejar éste mundo y de que ojalá el mundo nos deje a nosotros por fin, se trata de dejar de vivir en la tierra, de depender de la tierra, de pasar al no tiempo, de ya no necesitar el cuerpo físico y despertar al cuerpo espiritual, cosas del alma, cosas extra naturales, extrasensoriales, donde Dios y uno solo se las arreglan. Donde el quehacer en la tierra te ha dado una forma espiritual definida, tus pensamientos, tus deseos, tu ser y estar te han ya conformado y tomarás el lugar de los que son como tú, ojalá de los despiertos de conciencia, de los que amaron el bien y la Verdad y la siguieron hasta su muerte, ojalá sin fallo, sin engaño, sin cobardías, ojalá haya sido por amor que es Dios mismo.
Leí a jóvenes tristes porque no se les concedió decir adiós a alguien amado, se sintieron arrebatados de la presencia del otr@. Y ¡oh! Es cierto, al morir : ¿a quién habremos besado al último? quién nos habrá besado y que ese beso sea el que el alma lleve como salvavidas ante el susto de la vida eterna.
Yo quiero que me bese Dios, que mi alma esté en el estado de desear, anhelar un beso de Dios el último instante de mi vida en la tierra. ¿Porqué no cada día? Así si muero de repente el beso de ése día ya sería mío y como Dios lo sabe todo y yo ahora mismo se lo estoy pidiendo, me lo dará antes de morir.
Así es, hay un ultimo de todo, yo quiero que lo último de todo mío, me lleve a buscar el Cielo al morir, a desear el perdón de Dios, más besos eternos y más abrazos de corazón.
Por el momento, cada beso que de de ahora en adelante, cada saludo, cada pensamiento, procuraré con ayuda del Espíritu Santo, sea un beso o abrazo de Dios para los demás, sólo por si es el último que sienten antes de morir.
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Coincidir es milagroso cuando se busca y se encuentra el mismo rayo de Luz. Clara Lenz