Soñé un día que hablaba y mis palabras eran entendidas junto con los sentimientos que las emitían.
Soñé que me enamoré de un alma como yo que soñaba y deseaba decir y ser lo que decía.
Soñé que le hablaba y mientras la vida no exigía ser verdaderos y consistentes, parecía entender y dar lo que ofrecía y cumplir sus promesas primeras y saciar mi amoroso corazón.
Mi intelecto era feliz de senrtirse libre en sus caminos y mi espíritu se regocijaba
cuando pensaba que mi búsqueda había terminado y que así podía ya terminar mis días.
Aveces el me hacía sentir mucho dolor pero yo pensaba que era inocente y que así era aveces la vida.
Soñé una noche que despertaba a una pesadilla, que él era un monstruo construído con sus propias mentiras, que mis palabras no significaron nada para él, no me oía, no deseaba entenderme, no me creía, ni me deseaba en su vida, la corrupción de la mentira en su alma era tal que temía escuchar la verdad y la odiaba con rabia, la negaba con desdén y rompió todos los espejos que le acercaba. El dolor que me ocasionaba era intencional con tal que yo no pudiera mirarlo de frente y descubrir sus malas acciones vergonzosas.
Desperté un día y supe que mis palabras eran sólo mías, mi mirada ya sin engaño no era compartida, las promesas estaban rotas hacía ya mucho, la corrupción había entrado desde su corazón a mi vida. El no deseaba ser quien decía,
prefería criticar ácidamente a otros antes que a sí mismo, evadía los espejos
evadía la luz del día, evadía la vida.
Desperté y comprendí que mi espíritu ahora sí era libre, y mi mirada y mis palabras, que mi búsqueda no había terminado y le pedí a Dios que no terminaran así mis días.
Y se me presentó el perdón, el amor volvió envuelto en actos concretos,
la razón cedió su lugar a la Gracia y envolví de amor a quien me ofendía.
Paz y Bien, dice un buen amigo celestial a quien yo le creo, con quien puedo compartir mi mirada, mi intelecto y mi rebeldía, quien tiene a mi hijo mayor bajo su sombra y con él a toda mi familia.
Paz y bien a todos los que por acá pasen a llorar un poco las traiciones del amado
y las propias a Dios que son las mismas.
Amar a Dios sobre todas las cosas y personas es una garantía de cordura y felicidad. Es mirar en su justa proporción la ofensa, la debilidad y el escuálido amor que el hombre puede pobremente dar .
Hoy despierta puedo decir:
Mi mirada es mía
Paz y Bien hermano Francisco
Alabado seas, mi Señor,
por aquellos que perdonan por tu amor,
y sufren enfermedad y tribulación;
bienaventurados los que las sufran en paz,
por aquellos que perdonan por tu amor,
y sufren enfermedad y tribulación;
bienaventurados los que las sufran en paz,
porque de ti, Altísimo, coronados serán.
Alabado seas, mi Señor,
por nuestra hermana muerte corporal,
de la cual ningún hombre viviente puede escapar.
Alabado seas, mi Señor,
por nuestra hermana muerte corporal,
de la cual ningún hombre viviente puede escapar.
Ay de aquellos que mueran
en pecado mortal.
en pecado mortal.
Bienaventurados a los que encontrará
en tu santísima voluntad
porque la muerte segunda no les hará mal.
en tu santísima voluntad
porque la muerte segunda no les hará mal.
Alaben y bendigan a mi Señor
y denle gracias y sírvanle con gran humildad.
y denle gracias y sírvanle con gran humildad.
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Coincidir es milagroso cuando se busca y se encuentra el mismo rayo de Luz. Clara Lenz