sábado, agosto 22, 2015

La verdadera entrada al Paraíso

Es algo enredoso cómo la mente humana se complica
cuando de Dios se aleja:
se enreda en justificaciones innecesarias, se autocomplace,
se auto-perdona, usa el mismo nombre de Dios para endiosarse
y crear su propio mundo de dios-yo.
Así cuando la humildad se aleja porque nos urge que no nos vean caídos,
heridos de muerte por el pecado cometido. Por decir a Dios: no.
Es enredoso tener una doble vida: la de la conciencia y la social.
Cuando una reclama y la otra goza.
Así: cuando te veas insultando a quien te creó
para parecer el bueno de tu propio cuento: cuidado.
Ya te has alejado demasiado hasta de tí mismo.
De todos modos los otros no son Tú, no son Dios
al final El será tu única ayuda en Todo.
De todos modos desearán verte caído si amas a Dios sobre todas las cosas.
Si los dejas por seguirlo a El
Si no los acompañas en sus costumbres
Si no estás con ellos ensuciando tu alma o felicitándoles
por ensuciar la suya.
Parece más enredoso decidirse por Dios, pero no;
El te creó y te conoce perfectamente y desea tu bien Siempre
sin duda, sin error ni mentira.
Que te insulten por no insultarlo.
Que te ofendan por no ofenderlo
Que te odien por amarlo sobre ellos.
Esa es la entrada al paraíso: cuando al final de todo;
sólo El queda aunque los demás ; no.
Ama a todos per siempre sobre todo a Dios.

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Coincidir es milagroso cuando se busca y se encuentra el mismo rayo de Luz. Clara Lenz